SUSANA Y LOS VIEJOS

Cruzando bosques de encinas y acacias
Hasta coger la curva en aquel cartel
Babilonia tres kilómetros
Los jardines Colgantes te esperan
Aparcaron el coche cerca y fueron caminando
Un letrero rojo iluminaba aquella casa
Timbraron, la madame les abrió la puerta
Un hall lleno de pantallas con porno en arameo
Salía fuego de aquellos viejos
En la torre de Babel
Si Guercino hubiera visto aquella casa
Y Van Dyck me arropara aquella noche
Si a Rubens le gustara mi cuerpo
O Tintoretto rompiera mi espejo
Quizás Rembrandt me dejara escapar
Y si fuera Artemisa Gentileschi?
el Veronés no intentaría convencerme
De malvivir en aquel burdel
“la más bella y temerosa de Dios”
Los viejos hablaron con todas, una a una
en millones de lenguas extintas
hasta que vieron a Susana recogiéndose el pelo
Una luz imposible invadió sus ojos
Ella les reconoció desde el primer momento
Su cuerpo era éter envasado al vacío
Una Diosa encima de los hombres
Que rezaban después de pecar
Sin mediar palabra, los viejos se la llevaron al cuarto
Detrás de un armario se escondía el pequeño Daniel
La venganza es un plato que se sirve muy frío
Uno de los viejos ató a Susana a la cama
El otro la amordazó y le arrancó lo poco que llevaba
El pequeño Daniel sacó un cuchillo,
Se acercó en silencio y apuñaló
primero a uno, luego al otro
y después de temblar les dijo:
Así que cruzasteis un bosque de encinas y de acacias no?
Mentirosos!!!
Salgamos de aquí mamá…